Los pájaros y otros relatos, Daphne du Maurier


Título original: The Birds
Título en España: Los Pájaros (y otros relatos)
Autor: Daphne du Maurier
Traducción: Miguel Cisneros Perales
Ed. El Paseo
Páginas: 272
Este libro contiene cinco grandes relatos: “Los pájaros”, “Bésame otra vez, forastero”, “El manzano”, “El joven fotógrafo” y “El viejo”. En todos ellos se nos presentan historias con obstáculos misteriosos y fatalistas, mujeres frustradas, tramas perversas y elementos cercanos a lo paranormal, en las que la realidad se construye con elementos fantasmagóricos. El ataque kamikaze y masivo de aves en una tranquila comunidad campesina, un amor perverso en medio de los bombardeos de la II Guerra Mundial, la frustración de un matrimonio burgués estéril, un romance entre dos personas con orígenes y aspiraciones muy distintas, o un siniestro amor tardío narrado con un realismo macabro; en todas estas narraciones afloran temores irracionales ocultos bajo el manto de un tranquilo acontecer cotidiano.

Desde que leí en su momento Rebecca y la colección de relatos The Doll, no he podido quitarme a esta autora de la cabeza. Sus tramas, sus giros argumentales, pero sobre todo su manera de narrar historias, que a priori, podrían parecer poco apetecibles. Ella es capaz de transmitir sensaciones tan poderosas como el pánico a partir de algo tan inocente en apariencia como una bandada de pájaros. Y eso sólo por citar el ejemplo más conocido. Por eso me alegré tantísimo cuando vi que la editorial El Paseo publicaba esta colección tan interesante, ¡muchas gracias por hacerlo posible!

Aunque no sé si sería capaz de elegir mi preferido, de los cinco relatos que se incluyen, el primero y que da título a la colección me resultó apabullante. En cuanto al tema y sobre todo, al clima que se crea conforme avanza la narración. "Los Pájaros" cuenta la historia de una villa costera británica que de repente y sin mucha explicación se ve acosada por unas bandadas de pájaros de todo tipo que se lanzan como kamikazes contra sus habitantes. Obviamente recuerda a la película dirigida por Alfred Hitchcock en 1963 pero en mi opinión, el relato es bastante mejor, en lo que a trama se refiere. En esta ocasión, el carácter aislado y rural del escenario, y el hecho de que toda la acción se desarrolle en un espacio delimitado de la bahía a las granjas cercanas, aumentan en parte la sensación de inquietud, y nos demuestran lo bien que conocía la autora esas costas de Cornualles y la naturaleza local. Está narrado de una forma sencilla, como lo contaría un granjero si le preguntaran, y ahí reside parte de su acierto, en la veracidad y sencillez que provocan una empatía del lector casi desde los primeros párrafos, y que, cuando los acontecimientos se suceden, le mantiene en un estado de alerta permanente.

Las gaviotas habían alzado el vuelo. Estaban dando vueltas, cientos de ellas, miles de ellas, elevando sus alas contra el viento. Era por las gaviotas que el cielo se había oscurecido. Permanecían en silencio. No hacían ni un ruido. Sólo daban vueltas, remontando el vuelo, descendiendo, ascendiendo, batiendo sus fuerzas contra el viento.

Las sabias y prudentes decisiones que toma el protagonista, en contraste con el comportamiento del resto de vecinos, unido a algunas frases cuyo final el lector ha de imaginarse por el devenir de los hechos, crean un clima de desasosiego y cierto sentido del fin. Este último es aún más inminente cuando se comprende las dimensiones reales del problema: los pájaros han llegado a Londres, la radio ya no funciona. Así, el relato que ha ido escalando en terror se convierte en algo parecido a ciencia ficción apocalíptica, pues nada parece indicar que haya otros supervivientes que esa familia. Y pronto será el próximo ataque.

Nat escuchaba el sonido estridente de la madera al astillarse y pensó en cuantos millones de años de memoria guardaban aquellos pequeños cerebros que había tras sus afilados picos, tras sus ojos penetrantes, como para que ahora hubieran desarrollado el instinto de destruir a la humanidad con aquella diestra precisión casi maquinal.

El siguiente relato podría tratarse de una especie de parábola sobre la vida conyugal en un clima enrarecido. "El manzano" recorre los últimos meses de un matrimonio y cómo vive el marido la enfermedad de su mujer. Al mismo tiempo convive con un manzano en el jardín, que constantemente le recuerda a ella, aún a pesar de haber muerto. Como en el relato anterior, la trama pasa de ser algo más o menos tierno a pesar de los reproches en el matrimonio y de la infelicidad de la mujer, a una sensación más agobiante a medida que él se obsesiona cada día más con el manzano del jardín. 

La fruta colgaría en sus ramas hasta que alguien la recogiera, estaría allí todo octubre y todo noviembre, y nadie la recogería jamás, porque era incomestible. se imaginó todo el otoño de mal humor por culpa de aquel árbol. Cada vez que se asomara a la terraza lo vería, encorvado y repugnante.

Daphne du Maurier sabe crear esa cuidada red de metáforas y referencias constantes que relacionan al manzano con la personalidad de la difunta esposa, incluso en detalles como la corteza del árbol, lo que da una idea de su talento como escritora. Me llama la atención además, que en este como en los otros relatos que he leído, su forma de narrar resulta muy visual, casi cinematográfica, como si ella supiera que pudieran ser llevados a la gran pantalla. Culmina con una espléndida escena final propia de las peores pesadillas, donde el lector sufre casi tanto como el protagonista al descubrir su cruel destino.

Los inicios de "El joven fotógrafo" recuerdan en parte al Montecarlo opulento y glamouroso de "Rebecca". La protagonista, en este caso, es una aristócrata quizás encerrada en su matrimonio frustrado y aún así rodeada del lujo que le garantiza su posición social. Es una mujer hermosa, elegante y seductora que se sabe inalcanzable para la mayoría de hombres y disfrutan con sus cumplidos y atenciones. Aventurándose fuera de su zona de confort conoce a un joven del pueblo y con la fotografía como excusa, inicia una relación sentimental, dando rienda suelta a sus anhelos más profundos y sus ganas de vivir.

Aunque cuando ella lo obligaba a que la mirara a los ojos, él desviaba su mirada, inseguro y humilde, como si estuviera avergonzado de lo que hacía, como si sus ojos dulces, reflejo de su alma, rechazaran el impulso de sus manos. Ella podía sentir cómo él luchaba en su interior, y esto le daba placer.

Podría tratarse de una versión de la pobre niña rica enamorada, pero en estos relatos nada es como parece. La Marquesa disfruta de su affair con el joven fotógrafo, son párrafos cargados de sensualidad, en el fondo no deja de ser una aventura de verano que recordar durante el frío invierno en París. Sin embargo, cuando él se toma realmente en serio su relación, las alarmas se disparan. Ha sido uno de los relatos que más he disfrutado, en parte por ese sabor a película clásica en blanco y negro, y en parte por ese final cargado de tensión, de drama, opresivo. Muy propio de las películas de Hitchcock.

Para terminar, "Bésame otra vez, forastero" aparece como una sorpresa: un relato más breve que los anteriores, en un lugar tan poco exótico como el Londres de posguerra. Como en cualquiera de los anteriores, nada es lo que parece, pero el lector lo olvida momentáneamente cuando se presenta la historia convencional de un buen chico, trabajador y humilde, sincero y honesto que conoce a una chica y se prenda de ella. Pero la autora se imbuye de toda la esencia del cine noir británico y la chica no es tan inocente e ingenua como lo es él. El resultado es un relato siniestro en el fondo, incluso con ecos de Whitechapel si eso fuera posible. Una sorpresa.

Es el tercer libro que leo de Daphne du Maurier, la segunda colección de relatos, y no será la última. He disfrutado muchísimo de esa forma de narrar tan peculiar, tan cuidada y, en este caso especialmente, tan cinematográfica. Parecía estar leyendo más un guión de alguna película que un relato en sí. Algunas de las imágenes que plantean tienen una fuerza visual impresionante, al punto de que incluso llegué a imaginarme a algún actor o actriz de la era dorada de Hollywood encarnando a sus protagonistas.

Muy recomendado para quienes quieran descubrir a la autora por primera vez, con relatos cortos que demuestran que sabía cómo poner el foco del miedo y su origen en elementos cotidianos (la naturaleza, la rutina de una relación o incluso los traumas de posguerra) sin necesidad de buscar elementos ajenos.

2 comentarios

  1. ¡Ay, qué buena pinta tiene el libro y qué bien nos lo cuentas tú! De esta autora leí hace muchos años "La posada de Jamaica" y casi no me acuerdo de nada, sólo sé que me gustó, y "Rebeca" es uno de mis eternos pendientes. Nos pones tan bien estos relatos que me creas una necesidad de leerlos que no es normal, jejeje. No estoy en mi mejor momento lector, así que unos relatos podrían venirme bien.
    ¡Un abrazo grande!

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  2. ¡Hola! A mí no me llama mucho y teniendo en cuenta que no soy para nada de relatos, seguramente lo deje pasar. Un besote :)

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¡Hola! Gracias por pasarte por mi blog y dedicar tiempo a comentar, valoro todos los comentarios, y siempre respondo.
¡Un saludito!