Visitation, Jenny Erpenbeck

.Título original: Heimsuchung (Visitation)
Título en España: Una casa en Brandemburgo
Autor: Jenny Erpenbeck
Ed. Destino
Páginas: 203

Un hombre con cuatro hijas se ve obligado a dividir los terrenos que posee en la región de Brandenburgo cuando la menor, Klara, pierde la razón y no puede hacerse cargo de la parcela que le corresponde, un bosque junto al lago en el que, tras adquirir el terreno, un joven arquitecto construye una casa y un jardín llenos de detalles destinados a complacer a su segunda esposa. 

Llega la segunda guerra mundial, los vecinos del arquitecto y su mujer sufren las consecuencias del régimen nazi y la victoria aliada convierte el terreno en refugio temporal de las tropas rusas. 

Los soldados acaban marchándose y quien ocupa la casa, oficialmente ahora en territorio de la RDA, es una escritora con firmes ideas comunistas y su familia, aunque también ellos acabarán abandonándola... 

Con el jardinero de la casa como único testigo inmutable, se suceden, en un mismo espacio, los instantes cruciales de doce vidas y también doce instantes de la historia de Alemania durante el siglo XX.

No soy muy dada a leer sobre la Segunda Guerra Mundial, y menos sobre la época nazi. Estudié Historia, y no me son extraños los horrores y la miseria que las guerras traen al mundo, y de hecho, la Primera Guerra Mundial es algo que me interesa, desde la perspectiva académica, por muchas razones. Pero la IIGM, y el régimen nazi con lo que esto conlleva es algo que me produce un rechazo absoluto.

Dicho esto, este es un libro que he leído con el corazón en un puño. Obviamente no trata directamente las vivencias en un campo de concentración ni de un ghetto judío. Pero la presencia y el peligro nazi para algunos protagonistas del libro planea constantemente. No diré mucho más para no spoilear a nadie, pero una parte en concreto la leí sin respirar apenas, de lo emocionada que estaba, y me resultó tan bien narrada, tan visual, y tan sentida que no sabía si podría llegar a llorar realmente.

Narrativamente es curioso. Más o menos sigue una linea argumental, aunque puede fluctuar en el tiempo.  No en el espacio, que se limita a esa parcela de tierra en Brandenburgo, a la casa junto al lago, sus inquilinos y el omnipresente y leal jardinero.

En el libro se intercalan un capítulo del inquilino en cuestión y un capítulo dedicado al jardinero, con lo que es bastante fácil para el lector comprobar cómo, a pesar de los grandes y terribles cambios que está sufriendo Alemania, aquella parcelita de tierra junto al lago permanece imperturbable al paso del tiempo. Personalmente me han gustado más los primeros capítulos, tanto los del padre y original dueño de la parcela, como los del arquitecto, y el siguiente dueño de la casa.

A pesar de que os digo que describe situaciones duras, aunque por otra parte inevitables dado el desarrollo de la trama, lo hace de una forma incluso poética, por decirlo de algún modo. Son momentos demasiado horribles, pero el hecho de que no tome partido ni emita juicios de valor, dedicándose exclusivamente a describir de la forma menos dura posible, pero sin perder realismo, es un elemento muy a tener en cuenta para leer el libro.

Tiene partes verdaderamente bonitas y tiernas que te hacen añorar, como a muchos de los protagonistas, los buenos momentos vividos en aquella casa. Se centra en los  recuerdos de olores, sensaciones y vivencias de la infancia, así como en la dualidad de lo que ocurre en la casa del lago y en el resto de Alemania, de manera que asumes la parcela de tierra a lo más parecido a un refugio idílico que ves en el libro.

Es lo primero que leo de la autora, pero su forma de escribir, de alguna forma delicada y lírica, me han llamado la atención y buscaré alguna cosilla más (aunque creo que será difícil de encontrar), que seguro que valdrá la pena.