The Weaver's Grave, Seumas O'Kelly

.Título original: The Weaver's Grave
Título en España: La tumba del tejedor
Autor: Seumas O'Kelly
Traducción: Celia Filipetto
Sajalín Editores
Páginas: 77

Mortimer Hehir, el tejedor de un pequeño pueblo irlandés, ha muerto, y sólo dos ancianos, el picapedrero Cahir Bowes y el fabricante de clavos Meehaul Lynskey, pueden encontrar la tumba de su clan en el lúgubre y ancestral cementerio de Cloon na Morav "el Prado de los Muertos", donde únicamente las familias más antiguas del lugar tienen derecho a ser enterradas. En su tragicómica búsqueda les acompañan dos jóvenes enterradores y la viuda del tejedor, quienes asisten a las continuas trifulcas de los viejos, obcecados en probar su conocimiento del cementerio y, por ende, de la historia de sus inquilinos. Se trata de su última oportunidad de demostrar al mundo su tardía utilidad, aunque sea a costa de enzarzarse en una grotesca farsa con tintes absurdos sin nada que envidiar al humor negro y metafísico de Samuel Beckett o Flann O'Brien.


Inmersa en la lectura de Villette (Charlotte Brontë), me paseo por la biblioteca en busca de libritos cortos que pueda leer en los ratos libres de descanso de Charlotte. Me encontré con La tumba del tejedor, ¡y menudo descubrimiento! 

No tenía ni la más remota idea de quien era Seumas O'Kelly, y gracias a la edición de Sajalín, en cuatro pinceladas pude verle en Dublín, compañero de James Joyce y trabajando en la redacción del Nationality cuando unos soldados ingleses irrumpieron en el edificio. Es la primera vez que esta obra se traduce al español, con lo que el mérito de los editores va en aumento.

Es una obra corta, de escasas 80 páginas, pero en ella se puede apreciar ese genio literario irlandés de hacer de lo más insignificante algo tan importante como la vida misma. En un pequeño pueblo (del que ni siquiera se nos dice el nombre), muere Mortimer Hehir, el último de una saga de tejedores. Las costumbres de la zona indican que sólo él de entre todos los vecinos puede recibir sepultura en Cloon na Morav, el prado de los muertos, un antiguo cementerio lleno de tradiciones. El problema viene cuando ha de ser enterrado su ataúd y ninguno de los presentes en el funeral recuerda el lugar exacto donde debe ser cavado el hoyo, pues cada tumba en Cloon na Morav tiene un lugar específico, dependiendo a la familia a la que pertenezca el difunto.

Al pasar por el camino empinado, si se echaba una mirada a Cloon na Morav, se tenía la impresión de estar en un cementerio muy antiguo; al hacer una pausa en el camino y mirar hacia Cloon na Morav, se notaban su tranquila posición y los vientos, que desde lo alto de las colinas, entonaban un cántico para los muertos [...] al reparar en las cosas que parecían moverse en la hierba, sin rumbo fijo, como serpientes amarillas, se pensaba en Hamlet moralizando junto a la tumba de Ofelia, y se lo oía tratando de establecer la identidad de Yorick. Al subir la escalerita del portillo y andar torpemente en su interior se olvidaban todas esas cosas y se conocía Cloon na Morav tal y como era. 

Personalmente creo que uno de los protagonistas principales es precisamente el cementerio, cargado de esas tradiciones y estrictas reglas de colocación e tumbas. Gracias a las preciosas descripciones del autor, es posible imaginarse un lugar como tal, de alguna manera, anclado en el pasado y en el recuerdo, luchando por sobrevivir. 

Porque también es el relato de dos hombrecillos del pueblo, Meehaul Linskey, el fabricante de clavos; y Cahir Bowes, el picapedrero. En cualquier otra ocasión pasarían inadvertidos, unos ancianos más de la parroquia, pero ante la decisión de dónde enterrar al tejedor, son ellos los que pueden aconsejar a los sepultureros y acompañar a la viuda en semejante trance. Solo ellos (y quizás Malachi Roohan, el tonelero, que de puro anciano todo el mundo da por muerto) saben el lugar exacto donde reposan los antepasados del tejedor, y donde, por tanto, deben enterrarlo. Aquí es donde el autor hace gala de un sentido del humor entre absurdo y negro, ya que la memoria de los buenos ancianos no es tan buena como solía ser en sus años mozos, y el lector asiste a una retahíla de dimes y diretes sobre las tumbas del cementerio y sus moradores.

 ¿Pero no te estoy diciendo que esa es la tumba del tejedor?
 - ¿Y yo no te estoy diciendo que no lo es?
- Que me quede aquí tan muerto como mi padre si ahí no está enterrado el tejedor.
- Desde que los tejedores son tejedores, ahí dentro no entró un solo hueso de tejedor. Llena de los Rafferty esta esa tumba.
- Di preñada de tejedores más bien.
- Dios bendito del cielo, las cosas que hay que oir, que una tumba está preñada de tejedores muertos. 
- Está llena de ellos, y tan apretados como piojos en costura.
Y sobre el lugar donde debería ser enterrado el tejedor se pasan discutiendo la mayoría de la obra, ante la impasible mirada de los dos jóvenes sepultureros y la viuda, que lejos de verse abatida, tan sólo quiere dar reposo a su difunto marido y encontrar así tranquilidad para ella misma. 

Ya habiendo leído algo de Flann O'Brien, La tumba del tejedor se me hace ligera y divertida, poblada de ese humor difícilmente clasificable pero que tanto me gusta. Para quien llegue de nuevas a la obra, no creo que tenga mucho problema en acostumbrarse a la forma de escribir del autor, que sólo le pide que se deje llevar entre sus maravillosas descripciones del paisaje y los personajes. Como ya dije, todo un descubrimiento.

8 comentarios

  1. ¡Hola!
    No lo conocía y eso que el otro día estuve viendo el catálogo de la editorial. Tiene títulos muy interesantes, y hay muchos de ellos en la biblioteca.
    Me gusta mucho lo que dices del cementerio, que lo ves como un protagonista de la historia. Me alegra que nos des a conocer tu gran descubrimiento. Espero cogerlo de la biblioteca pronto y ya te contaré que me parece.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Está en la biblio de Jovellanos, por si te apetece, sólo lo digo, jajaja. Obviamente a mí me llaman los irlandeses, ya sabes; laa cabra tira al monte :)
      Las descripciones del cemneterio están hechas de tal forma que ya te digo que casi es un personaje más. Es una pequeña joyita que se lee en nada, y te deja una sensación muy agradable :)
      Gracias por venir, como siempre :*

      Eliminar
  2. Hola :) Pese a no ser lo que más me atraiga la atención para leer, puede ser una lectura corta e interesante para salirme de mi zona de confort como se dice y probar algo nuevo, además Irlanda es algo que me tira, la cabra tira al monte que se dice XD Un besin^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Holi!
      Cabra totalmente, jajajajaja. Yo te digo que leo Irlanda por ahí de cabeza jajaja.
      Hombre, si no te llama no pasa nada, pero para las 60 páginas que son, se leen en nada y así pruebas algo nuevo :)
      Gracias por venir, saludilines! :)

      Eliminar
  3. Nuria y los irlandeses, los irlandeses y Nuria… ¿Has pensado en que te contraten para hacerles propaganda? Deberían pagarte yaaaaaa! xD
    No conocía ni la obra ni el autor y una vez más me has picado, pero ya son demasiados y no sé ni por donde empezar.. PROPUESTA: Haznos un top de tus libros irlandeses preferidos POR FAVOR, de los más imprescindibles para ti… se que puede ser duro pero me iba a venir taaaaaan bien! :D
    Bsines!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hombre, pues mira. nunca lo había pensado, pero voy a ir al Ministerio de Turismo irlandés a ver qué piensa de todo esto. Jum.
      No sé si éste estaría entre el top de libros irlandeses, pero estando en la Jovellanos y teniendo 60 páginas, ya tardas en ir a por él, te lo digo, jajajaja. Pensaré el top, a ver que sale, y enseguida te lo pongo por aquí, muy buena idea :)
      Besotones! :D

      Eliminar
  4. hola! genial reseña y maravilloso libro, nos ha impactado. gracias y te sigo. besos.

    ResponderEliminar
  5. Precioso el trabajo que está haciendo esta editorial.

    ResponderEliminar

¡Hola! Gracias por pasarte por mi blog y dedicar tiempo a comentar, valoro todos los comentarios, y siempre respondo.
¡Un saludito!