.Título original: The Misremembered Man
Título en España: El hombre en el olvido
Autor: Christina McKenna
Traducción: Paula Sanz Cifuentes
MalPaso Ediciones
Páginas: 304
Jamie McCloone vive abrumado por el pasado feroz que vivió entre los muros de un siniestro orfanato. Es un alma de Dios acosada por el espectro de una infancia inclemente: el niño que nunca fue lo persigue con obstinación y sin piedad. Ahora necesita el calor de otro ser humano, pero lo buscará en un lugar insospechado.
Lydia Devine no tiene nada que reprocharse: ha sido la hija modélica de un beato cerril y una arpía con ínfulas de archiduquesa, ha instruido abnegadamente a los alumnos de una escuela rústica, ha vestido su cuerpo con admirable recato y ha alcanzado los cuarenta años sin conocer el trato carnal. Le falta una llama imprecisa e irá en su busca a un lugar insólito. Jamie y Lydia vagan hacia una intersección de destinos que se escribió en los más oscuros laberintos del pasado. Y que desde luego no imaginan.
Lydia Devine no tiene nada que reprocharse: ha sido la hija modélica de un beato cerril y una arpía con ínfulas de archiduquesa, ha instruido abnegadamente a los alumnos de una escuela rústica, ha vestido su cuerpo con admirable recato y ha alcanzado los cuarenta años sin conocer el trato carnal. Le falta una llama imprecisa e irá en su busca a un lugar insólito. Jamie y Lydia vagan hacia una intersección de destinos que se escribió en los más oscuros laberintos del pasado. Y que desde luego no imaginan.
Cuando hace unas semanas anunciaba en twitter que leería algún escritor irlandés para compensar la ausencia durante la semana de San Patricio, Mustis (de Rustis y Mustis) me recomendó este libro, y nada más leer la sinopsis me lancé a por él en la biblioteca. No es un secreto que me apasiona Irlanda y su historia, incluso aquellos episodios demasiado dolorosos como para recordar y que aún hoy, son en cierta forma, un tabú para la sociedad irlandesa.
El libro cuenta la historia de Jamie McCloone, un granjero irlandés que vive con la única compañía de sus animales y unos buenos vecinos. A sus cuarenta años, decide poner un anuncio en el periódico local para tratar de encontrar una mujer, sin muchas más pretensiones que hacerle compañía. Por otro lado, Lydia Devine es una profesora soltera, de alguna manera esclavizada a los antojos y apetencias de su excéntrica madre, y harta de asistir sola a las bodas de sus amigas, se anima a poner un anuncio en el periódico para al menos encontrar una pareja para el próximo evento.
Hasta ahí, todo podría ser más o menos normal. Es un chico conoce a chica de manual. Intercala capítulos de Jamie con los de Lydia, utilizando un lenguaje distendido y familiar que aligera mucho la lectura. No es esta la parte que más me ha gustado, pero entiendo que es totalmente necesaria, vista la manera en la que la autora planteó la obra. Lo más interesante (al menos, para mí) es el momento en el que conocemos la tremenda y dolorosa historia de la infancia de Jamie. Entre los muros de un orfanato católico en la oscura Irlanda de los años 30, tuvo que hacer frente como mejor pudo a malos tratos y vejaciones de todo tipo que marcaron el tipo de persona que es en la actualidad del relato.
Puede resultar difícil de creer, pero el hecho es que, durante la mayor parte del siglo pasado, las instituciones educativas regentadas por la Iglesia Católica en Irlanda protagonizaron uno de los episodios más oscuros y lamentables de la historia del país. Abusando de su autoridad y el estatus que les confería la base fuertemente religiosa anclada en la sociedad, truncaron la infancia y la juventud de cientos o miles de chicos y chicas inocentes, cuyo mayor delito fue mostrarse algo coqueta, sufrir una violación o nacer fruto de una de estas últimas. Como veis, es un tema delicado y bastante olvidado en la actualidad. Cada generación cerró los ojos a lo que ocurría muros adentro de esos orfanatos y colegios, hasta el punto de crearse un tabú al respecto, cuyas puertas se han empezado a abrir lentamente a finales del siglo pasado. Sin ir más lejos, la última lavandería de la Magdalena (instituciones para recoger a muchachas caídas en desgracia) fue clausurada en 1996.
Teniendo esto en cuenta, y sin querer recrearme en los aspectos más horribles de la historia en sí, es de agradecer la colaboración de la autora en lo que a visibilizar el pasado se refiere. Lo hace desde la ternura que despierta un pobre niño como Jamie, temeroso hasta de su propia sombra, privado de felicidad e infancia en un entorno cruel y opresor como podía ser un orfanato. Es significativo el hecho de poner casi en primera persona las sensaciones y los miedos del niño, llegando a sentir escalofríos de miedo y verdadera lástima por todo su sufrimiento.
Para mí, interesada en este episodio de la historia, los capítulos de la infancia de Jamie son los que más me han llamado la atención. Pero no pretendo asustar a nadie: la autora mantiene un tacto casi maternal (dadas las circunstancias) durante los peores momentos, y rápidamente aparece un capítulo de Lydia y su extravagante madre para tratar de aligerar el ambiente.
Si tengo una pega que ponerle al libro es que el final me parece un poco acelerado. Quizás es consecuencia de que, en realidad, el original forma parte de una trilogía ambientada en la ciudad de Tailorstown y comarca. O quizás estaba disfrutando de la narración y había tomado cariño a los personajes (uno de los grandes aciertos de la autora). Sea como fuere, le hecho es que, más allá del pasado trágico de Jamie, esta es una historia conmovedora sobre dos personas aparentemente condenadas a la soledad y de cómo cambia su vida de la forma que menos se imaginan. Acercaos hasta este libro con el canto de las páginas de color verde, como Irlanda, y quedaos maravillados con la ternura que lo inunda.
El libro cuenta la historia de Jamie McCloone, un granjero irlandés que vive con la única compañía de sus animales y unos buenos vecinos. A sus cuarenta años, decide poner un anuncio en el periódico local para tratar de encontrar una mujer, sin muchas más pretensiones que hacerle compañía. Por otro lado, Lydia Devine es una profesora soltera, de alguna manera esclavizada a los antojos y apetencias de su excéntrica madre, y harta de asistir sola a las bodas de sus amigas, se anima a poner un anuncio en el periódico para al menos encontrar una pareja para el próximo evento.
Hasta ahí, todo podría ser más o menos normal. Es un chico conoce a chica de manual. Intercala capítulos de Jamie con los de Lydia, utilizando un lenguaje distendido y familiar que aligera mucho la lectura. No es esta la parte que más me ha gustado, pero entiendo que es totalmente necesaria, vista la manera en la que la autora planteó la obra. Lo más interesante (al menos, para mí) es el momento en el que conocemos la tremenda y dolorosa historia de la infancia de Jamie. Entre los muros de un orfanato católico en la oscura Irlanda de los años 30, tuvo que hacer frente como mejor pudo a malos tratos y vejaciones de todo tipo que marcaron el tipo de persona que es en la actualidad del relato.
Dos horas más tarde había terminado y yacía en la oscuridad de un dormitorio repleto: tres hileras y noventa y seis camas. Noventa y seis niños hambrientos: hambrientos de comida y amor con el sueño turbado por la falta de ambas cosas. Noventa y seis desechos sin encantos o virtudes para quienes el sol no brillaba.
Puede resultar difícil de creer, pero el hecho es que, durante la mayor parte del siglo pasado, las instituciones educativas regentadas por la Iglesia Católica en Irlanda protagonizaron uno de los episodios más oscuros y lamentables de la historia del país. Abusando de su autoridad y el estatus que les confería la base fuertemente religiosa anclada en la sociedad, truncaron la infancia y la juventud de cientos o miles de chicos y chicas inocentes, cuyo mayor delito fue mostrarse algo coqueta, sufrir una violación o nacer fruto de una de estas últimas. Como veis, es un tema delicado y bastante olvidado en la actualidad. Cada generación cerró los ojos a lo que ocurría muros adentro de esos orfanatos y colegios, hasta el punto de crearse un tabú al respecto, cuyas puertas se han empezado a abrir lentamente a finales del siglo pasado. Sin ir más lejos, la última lavandería de la Magdalena (instituciones para recoger a muchachas caídas en desgracia) fue clausurada en 1996.
Teniendo esto en cuenta, y sin querer recrearme en los aspectos más horribles de la historia en sí, es de agradecer la colaboración de la autora en lo que a visibilizar el pasado se refiere. Lo hace desde la ternura que despierta un pobre niño como Jamie, temeroso hasta de su propia sombra, privado de felicidad e infancia en un entorno cruel y opresor como podía ser un orfanato. Es significativo el hecho de poner casi en primera persona las sensaciones y los miedos del niño, llegando a sentir escalofríos de miedo y verdadera lástima por todo su sufrimiento.
Para mí, interesada en este episodio de la historia, los capítulos de la infancia de Jamie son los que más me han llamado la atención. Pero no pretendo asustar a nadie: la autora mantiene un tacto casi maternal (dadas las circunstancias) durante los peores momentos, y rápidamente aparece un capítulo de Lydia y su extravagante madre para tratar de aligerar el ambiente.
Susan, la joven ayudante, salió a saludarlas y a ayudar a la señora Devine a quitare el abrigo. La intentó conducir rápidamente al lavabo donde habría de hundirle la cabeza. En el negocio de Susan, el tiempo era oro. Y Elizabeth podía ser un verdadero martirio con sus interminables relatos y sus agotadores recuerdos, historias donde siempre figuraban las sabias opiniones del reverendo Perseus Cuthbert, su difunto marido, y las depravadas costumbres de la juventud.
Si tengo una pega que ponerle al libro es que el final me parece un poco acelerado. Quizás es consecuencia de que, en realidad, el original forma parte de una trilogía ambientada en la ciudad de Tailorstown y comarca. O quizás estaba disfrutando de la narración y había tomado cariño a los personajes (uno de los grandes aciertos de la autora). Sea como fuere, le hecho es que, más allá del pasado trágico de Jamie, esta es una historia conmovedora sobre dos personas aparentemente condenadas a la soledad y de cómo cambia su vida de la forma que menos se imaginan. Acercaos hasta este libro con el canto de las páginas de color verde, como Irlanda, y quedaos maravillados con la ternura que lo inunda.
¡Hola!
ResponderEliminarLo tengo pendiente en la estantería desde hace bastante, no sé porque aún no me he animado con él. Ahora me ha picado la curiosidad y espero tenerlo entre mis próximas lecturas. Lo del final un poco precipitado no me convence mucho, pero si es la única pega que le pones, no pasa nada.
No sabía que el original pertenecía a una trilogía. Ya te contaré que me parece cuando lo lea.
Un beso
Hola!
EliminarQue no te eche para atrá la parte dramática, porque está muy bien nivelada con la parte más ligera, la verdad. A ver, no es que sea atropellado todo, se entiende cuando ves que es parte de una trilogía, y aún así, no pierde nada de sentido.
Besotones! :D
Hola :) Iba leyendo y me sonaba a Granjero busca esposa, no sé por que, tenía esa imagen en mi cabeza; luego ya veo que detrás de todo se esconde otra historia. La verdad que no me llama, pero un placer leerte. Un besin^^
ResponderEliminarHoli!
EliminarAy, la parte ligera puede que sea un poquito así, Jamie es un poco desastre cuando se lo propone, pero en seguida ves que hay mucho más que todo eso y se te borra la imagen de la cabeza :)
Gracias por venir a pesar de todo :)
Saludines! :D
A mí me gustaron las dos partes de la historia, y me encantó cómo une el dramatismo de la infancia del protagonista con el humor negro de su vida adulta. Es una mezcla un poco extraña pero en el libro encaja perfectamente. Me alegro de que te haya gustado mi propuesta. ;-)
ResponderEliminar¡Besos!
Hola!
EliminarEs cierto, es una mezcla extraña, pero funciona. Gran recomendación, de verdad, muchas gracias, ha sido un gran descubrimiento :)
Besotones, y gracias por venir :)