Reseñas breves: The Uninhabited House, Charlotte Riddell


A lo largo del mes de octubre, y gracias a la iniciativa Leo Autoras Octubre, estamos compartiendo lecturas muy variadas de autoras de géneros y estilos diferentes. En mi caso, he intentado sumar esta propuesta al Victober (dedicar el mes de octubre a leer literatura victoriana). Estoy subiendo entradas de las obras que leo, pero bien por su extensión o por el calado que han dejado en mí, no a todas voy a dedicarles una reseña completa. Por eso algunos días aparecerán reseñas un poco más breves de lo habitual, pero sin dejar de compartir mi opinión sobre lo que voy leyendo. Esta lectura entra al proyecto Victober cumpliendo la premisa "Obra victoriana escrita por un/a autor/a de nacionalidad escocesa, galesa o irlandesa", ya que Charlotte Riddell nació en Carrickfergus (Irlanda del Norte).


Título original: The Uninhabited House
Título en España: La Casa Deshabitada
Autor: Charlotte Riddell
Traducción: Jose Luis Checa
Ed. Valdemar
Páginas: 241

 En contra de lo que podría esperarse en una historia de fantasmas, la autora se toma su tiempo para ira asentando su historia y presentando a los personajes: el joven Patterson, un humilde empleado del bufete del señor Craven, y la señora Blake, una solterona de “fuerte” personalidad, tia y tutora de Helena Elmsdale, una hermosa joven azotada por la tragedia (los elementos autobiográficos abundan en su biografía, con el cruel destino de Helena, huérfana a una edad temprana y abocada casi a la pobreza, como reflejo de la dura juventud de la autora). Prácticamente el único activo que tienen para su sustento tía y sobrina es River Hall, una propiedad en Addlestone imposible de alquilar, pues invariablemente los inquilinos acaban abandonando el lugar, escenario de suicidios y tenebrosos acontecimientos.


No me gustaría dar la impresión de que no me ha gustado este libro, porque sería incorrecto. No sólo me ha gustado, si no que he disfrutado bastante la lectura. El problema (mi propio problema, no tiene porqué ocurrirle a nadie más) es que iba con unas expectativas demasiado altas. Al ser una historia gótica de fantasmas, pensé que sería más tétrica, más oscura. Lo bonito de este libro es esa cierta sutileza, esa elegancia con la que la autora narra los hechos.

Desde la primera persona de Patterson, un abogado que echa la vista atrás, conocemos los hechos ocurridos en torno a una mansión londinense. La propiedad, en un enclave privilegiado de la ciudad, llega a manos del bufete de abogados como parte de una herencia, y son ellos los encargados de encontrar los nuevos futuros inquilinos, pues se trata de una tenencia en alquiler, cuyos beneficios irán a parar a la señorita Blake. Ella es la heredera del difunto señor Elmsdale, pero es precisamente el hecho de su muerte lo que acarrea problemas al grupo de abogados, ya que parece que se trató de un suicidio, y que ocurrió en el interior de la vivienda, en la biblioteca.

Las clases bajas poseen un instinto maravilloso que les permite comprender, sin un conocimiento seguro, cuándo el infortunio se cierne sobre una casa; y en el caso que nos ocupa puede decirse que ese instinto popular acertó plenamente.

Así, se extiende el rumor de que la casa está encantada, y los inquilinos se suceden uno tras otro, sin que el bufete de abogados pueda retenerlos. Algunos de ellos, incluso dicen sufrir enfermedades ocasionadas durante su estancia en la mansión, y que sin duda tienen un origen sobrenatural. Mientras tanto, conocemos más sobre la señorita Blake y sus extrañas costumbres y opiniones, que ponen la parte cómica al relato. También conocemos a Helena, hija del difunto, una joven adorable y enternecedora como contrapunto a su tía. No dejan de ser los tradicionales personajes en una novela de este tipo, pero ya os digo que me ha sorprendido muy gratamente cómo fluye la historia, y que los tópicos se queden en un segundo plano.

El equilibrio entre lo misterioso, lo tétrico y lo cómico está bien logrado, pero en mi idea preconcebida, abundaría lo primero, y al no encontrar lo que pensaba me he llevado una pequeña desilusión.

Dicen los médicos que no es posible que un ser humano viva si su corazón no se mueve; y, como yo no soy médico, no quisiera contradecir sus dogmas. De lo contrario, podría declarar solemnemente que mi corazón dejó de latir mientras escuchaba -mirando hacia la noche, con la sombra de la mencionada oscuridad proyectándose sobre mi mente- el impaciente golpeteo, que podía oírse con toda nitidez ahora, por encima incluso del furor de la tormenta.

Y digo pequeña, porque hacia la mitad del libro, cuando el ritmo de los acontecimientos se acelera un poco y se van desentrañando los misterios, pude disfrutar más de la lectura. El protagonista toma la decisión, en parte valiente y en parte interesada (por algo que no voy a desvelar), de pasar al menos una noche en la casa y así, gracias a su mente racional, poder desmentir de una vez por todas los rumores sobre los fantasmas que la recorren. Pero nada es lo que parece, y en las novelas góticas, hasta la mente más fría puede caer rendida ante el embrujo de la oscuridad.

En resumen, dadle una oportunidad a Charlotte Riddell. No os llevará mucho tiempo, habréis descubierto una autora victoriana de la que apenas hay eco en nuestro país(de hecho, que yo sepa solo está traducida esta obra cuando ella escribió más de 50), y descubriréis los misterios que rodean la Casa Deshabitada. 

4 comentarios

  1. No conocía el libro pero no tengo muy claro que vaya a leerlo. Un besote :)

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    1. Hola!
      No siempre elegimos bien los libro que leemos, o al menos, no siempre coinciden con lo que esperamos de ellos. Ojalá encuentres algo más por aquí que sí te guste.
      Un saludito! :D

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  2. ¡Hola! Me parece muy buena la idea de leer literatura victoriana (a mí me encanta). No conocía este libro, así que me lo llevo anotado. La desilusión que tuviste con este libro me hizo recordar mi experiencia de lectura con "Una ciudad asediada", de Margaret Oliphant.
    Saludos.

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    1. Hola!
      Yo también soy muy fan de la la literatura y la época victoriana, por eso intenté escoger auoras de este periodo. Y mira qué casualidad, que Margaret Oliphant fue una de las que tuve en mente cuando preparaba la lista.
      Saluditos! :D

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